«Amèlie tiene de repente la extraña sensación de estar en total armonía consigo misma, en ese instante todo es perfecto, la suavidad de la luz, el ligero perfume del aire, el pausado rumor de la ciudad. Inspira profundamente y la vida ahora le parece tan sencilla y transparente que un arrebato de amor, parecido a un deseo de ayudar a toda la humanidad la empapa de golpe.”
Comenzaré con el final, éramos 5 personas ebrias, riendo, hablando sin parar, buscando algo de comer urgente, no había tacos así que nos consolamos con crepas, baguettes y unos bocadillos extraños con salchicha que vendían en la calle, yo caminando sola de regreso cruzando todo Montmartre mientras mis amigos regresaban a su destino y solo iba pensando que había sido una noche divertida, romántica y mágica.
Era mi día 19 en Europa, mi penúltimo día de viaje, mi segunda vez en París, mis primeras 24 horas de haber llegado a la ciudad, todo era un conteo regresivo para ese momento.
El destino me cambio la jugada semanas antes y fue necesario cortar mi estadía en París, solo tenia 48 horas para disfrutar de la ciudad, así que en vez de hacer un plan detallado y con cronograma para visitar lo más posible, seleccione 3 cosas que disfrutaría mucho para mi primer día:
- Subir a la Torre Eiffel
- Ver el atardecer en el Sagrado Corazón
- Ir al café des Deux Moulins (El café de Amelie)
Haré un zoom en Café Deux Moulins, esa noche me encontré con uno de mis mejores amigos, su novia y sus amigos, mi viaje por Europa fue sola, así que había mucho que celebrar esa noche, una gran amistad que coincide del otro lado del planeta, un viaje increíble que estaba por terminar, un ciclo que estaba por terminar a mi regreso a Guadalajara y los nuevos retos que me esperaban.
La magia de Amelie y París hicieron de las suyas.
No sé cuantas veces he visto la película de Amelie, ni cuantas veces he escuchado su soundtrack (incluyendo las veces que lo escuche para escribir esta entrada) o cuantas veces me imagine que esos momentos mágicos me pasaban a mí, esa movie me hace despertar mi imaginación, sentir que todo es posible, que todo es magia y amor.
El plan original era disfrutar de un café, pero bueno un café se convirtió en unas copas de vino y unos caracoles típicos como entremés, la música comenzó y la noche hizo de las suyas.
Conocimos a unos chico y su amiga, él conocía México, incluso hablaba un poco español, bastante simpático, ella un poco tímida pero agradable, al final terminamos siendo amigos todos, el me describió como su chica ideal y incluso me propuso matrimonio, sí me propuso matrimonio en el Café de Amelie, yo solo reí, creo que era como una escena de la película, pero no, no era el momento para esa clase de decisiones así que la noche continuo.
Tuvimos al mejor mesero que jamás pudimos haber conocido, era un chico súper agradable, divertido y super chiqueador, puedo decir que se dedico a embriagarnos regalándonos más vino del que estábamos pagando y cerrando la noche con unos shots para celebrar que era su ultimo día en París, al día siguiente iniciaría una aventura en Barcelona, esos shot provocaron un regaño de su jefe a lo que todos nosotros fuimos a defenderlo, terminamos siendo amigos de su jefe y con una fotografía de todo el crew, no se si era para ponernos en la lista de los ruidosos que no hay que volver a dejar entrar o para tener un agradable recuerdo del grupo de mexicanos que defendieron a capa y espada a su mesero favorito y pasaron una de las mejores noche de su vida en ese lugar increíble, me quedo con la segunda versión.
Reímos, cantamos, celebramos la amistad de muchos años, las nuevas amistades, los futuros compromisos y las historias de todos los que estábamos en esa mesa, Frank un luchador que admiro su fuerza, serenidad e inteligencia, Lupita una chica encantadora y muy lista, Mony la persona más divertida, loca y simple, Leo cambiando al mundo rompiendo fronteras, demostrándome su gran cariño por una amistad que llevamos construyendo más de la mitad de nuestra vida y yo una loca soñadora, viajera alimentando mi alma con esos momentos mágicos.
Ahora solo me quedaban 24 horas en París, pero más contenta y agradecida, lista para volver…